La vida en los grandes centros urbanos del prehispánico debía ser tan compleja como lo es en las modernas ciudades de la actualidad. Lo que se sabe de los mayas nos hace pensar así. En el artículo "Los mayas" de Howard LaFay se puede leer que:
"Desapareció la imagen del hombre maya como primitivo agricultor pacífico practicando ritos religiosos esotéricos en la quietud de la selva. El resultado es un pueblo guerrero lleno de vida, en numeroso insospechado anteriormente, que usó técnicas agrícolas muy avanzadas. Y al igual que los vikingos a medio mundo de distancia, comerciaban e invadían con brío".
Howard LaFay#GGC11C
Estela maya en Campeche; bajorrelieve de personaje ataviado; Museo de la Soledad.
La
sociedad maya estaba organizada sobre la base de una marcada
estratificación social, a la cabeza de la cual se encontraba la
nobleza, los
almenehoob ("los que tienen padres y madres"). Este grupo privilegiado monopolizaba el poder y la autoridad al ostentar los puestos políticos y religiosos. El gobernante supremo de la provincia era, como ya vimos, el
Halach Uinik (o
Halach Wíinik) en quien residía el poder absoluto sobre los asuntos terrenales y espirituales. Se le llamaba también
Ahau; sus emblemas eran el escudo redondo y el
cetro en forma de figura
antropomorfa con cabeza de
serpiente. El cargo de
Halach Uinik era hereditario dentro de una sola familia, y pasaba del padre al hijo mayor.
El
Halach Uinik era, al mismo tiempo, el
Batab o jefe local de la ciudad en la que vivía, y tenía bajo su mando al resto de los
bataboob o jefes locales de las poblaciones que conformaban la provincia. Como jefe supremo, recibía
tributo, convocaba a los
guerreros y formulaba la
política.
En la guerra cada
Batab comandaba a sus soldados, pero existía un comandante militar supremo llamado
Nacom, que desempeñaba el cargo durante tres años y respondía directamente ante el
Halach Uinik.
Después de los
bataboob estaban los
Ah Cuch Caboob, quienes administraban los barrios en los que se encontraba dividida la ciudad. Un cargo similar era el de los
Ah Kuleloob, delegados que acompañaban al
Batab, sirviéndole de ayudantes, portavoces y mensajero. Encontramos también a los funcionarios encargados de las cuestiones sociales y ceremoniales, llamados
Popolna y
Ah Holpop. Finalmente, la categoría más baja de funcionarios era la de los
Tupiles, que hacían las veces de "alguaciles" o
policías, manteniendo el orden y vigilando el cumplimiento de la
ley.
El grupo de los sacerdotes, llamados genéricamente
ahkincob (singular:
Ahkin), tenía la misma categoría que los jefes o
Bataboob. El "sacerdocio" también era hereditario y privativo de unas cuantas familias de la nobleza. El supremo sacerdote recibía el nombre de
Ahuacán, que significa "señor serpiente". Sus actividades se relacionaban con el
ritual, los
sacrificios, la
adivinación, la
astronomía, los cálculos cronológicos, la
escritura jeroglífica, la educación religiosa y la administración de los
templos.
Debajo del
Ahuacán estaban los sacerdotes llamados
Chilames o
adivinos, destinados a interpretar los designios que los dioses enviaban a los hombres a través de los
oráculos. El encargado de llevar a cabo los sacrificios rituales y abrir el pecho de la víctima para sacarle el
corazón era el
Nacom, que no debe confundirse con el jefe militar a quien también se le llamaba así. Le ayudaban cuatro asistentes llamados
Chacoob, quienes, además de sostener a la víctima, tenían otras funciones, como la de encender el fuego nuevo en el mes de
Pop, ayunar y untar de
sangre a los ídolos que recién se habían esculpido en el mes de
Mol.
No hay duda sobre el lugar que ocupaban los
mercaderes profesionales (
Ppolom) en la
escala social. Eran miembros de la
nobleza, no sólo por descender de los
navegantes putunes conquistadores de esa tierra, sino por tener en sus manos esa importante actividad económica. Así, el
cronista Antonio de Herrera y Tordecillas en su
Historia general de los hechos de los castellanos en las islas y tierra firme del mar océano señala:
"En esta tierra de Acalán, usaban hacer señor al más caudaloso mercader, y así lo era Apoxpalón, que tenía gran trato de algodón, cacao, esclavos, sal, oro, aunque poco y mezclado con cobre, y otras cosas; y de caracoles colorados, para atavíos de las personas, resinas y sahumerio para los templos y tea para alumbrarse, colores y tintas para pintarse en las guerras y fiestas y para teñirse par defensa del calor y del frío y de otras mercaderías que habían menester..."
Antonio de Herrera y Tordecillas
Por su condición de nobles, los
mercaderes fueron aliados poderosos de los jefes militares, ya que les informaban sobre las rutas y las posibilidades económicas y defensivas de otros pueblos.
Aunque, en general, toda la tierra era propiedad comunal y pertenecía a los pueblos, los nobles tenían mayor acceso al producto de la tierra (los frutales, las plantaciones de
cacao y las
salinas), no la poseían ni la trabajaban: lucraban con el trabajo de los agricultores. Éstos recibían también el pago de tributos, consistentes generalmente en productos de la
caza y la
pesca,
cultivos de la milpa,
miel, mantas de
algodón y servicio personal.
Debajo de este complejo estrato que era la nobleza, estaba el pueblo, la gente común llamada
Yalba Uinikoob ("hombres pequeños"),
Chemal Uinicoob,
Memba Uinicoob o
Pizilcan, todos ellos plebeyos. Estos nombres significan lo mismo que el término
náhuatl Macehual, frecuentemente utilizado en la época colonial.
La "gente común" era la más numerosa y comprendía a los campesinos,
pescadores, leñadores, aguadores,
albañiles,
artesanos,
canteros, tejedores, cargadores, etcétera. El pueblo era el que cultivaba el
maíz y producía los alimentos para sí mismo y para la clase noble. También era el que cortaba, cargaba, labraba y esculpía las piedras que conformarían los grandes edificios, el que construía las
calzadas y los
templos, el que decoraba sus fachadas con pinturas y mosaicos, y el que con su
tributo en especie y en trabajo sostenía a la clase privilegiada.
Por debajo del pueblo se encontraba el último peldaño en la
escala social: los
esclavos, (
ppentoc, masculino y
munach, femenino). Eran, en su mayor parte, individuos capturados en la guerra o bien esclavizados por algún
delito. También se podía nacer esclavo o convertirse en tal al ser vendido en el
comercio o al quedar huérfano.
En forma esquemática se puede decir que la sociedad maya se dividía en cuatro grandes grupos sociales:
- La nobleza formada por sacerdotes, guerreros, burócratas y comerciantes, ejercía el poder y se pertenecía a este grupo sólo por nacimiento.
- Los artesanos especializados, que elaboraban los objetos utilizados por la nobleza para vestirse, adornar sus viviendas y demostrar su rango.
- Los campesinos que vivían dispersos en torno a las ciudades y tributaban un tercio de lo que producían a la nobleza.
- Los esclavos, prisioneros de guerra que eran vendidos para hacer trabajos o para ser sacrificados en determinados rituales a la lluvia, la tierra o el sol.